El emprendimiento está acaparando muchas miradas en este viaje hacia esa ‘nueva normalidad’ con la que vamos a tener que familiarizarnos, nos guste más o menos. Puedes dejar de llevarte las manos a la cabeza cada vez que lees de emprendimiento o de la catástrofe que se viene encima durante un par de minutos, que vamos a darnos un baño de realidad.
Es cierto que si fijamos la vista en cualquier futuro próximo todo se presenta más bien turbio. Toda previsión a corto o medio plazo ha quedado tumbada con el frenazo en seco que ha impuesto el COVID19 a nivel mundial. Pero si algo ha de tranquilizarnos es que los datos no mienten: a día de hoy en España hay cerca de 3.000 startups creciendo a rimo constante desde el 2014.
Además, en el 2008 la situación era “familiar” y parece que supimos salir a flote. La situación exigía un cambio que permitiera reconstruir la economía; otra ‘nueva normalidad’ que acabó por movilizar al mundo entero hacia la transformación tecnológica (aunque entonces no estuviéramos tan ingeniosos conceptualmente hablando).
RESILENCIA, RESILENCIA… RESILENCIA
Precisamente cuando parecía que nada podía ir a peor fue cuando desde la Estrategia Europa 2020 para la recuperación económica de la Unión Europea se reconoció la importancia del emprendimiento como motor de crecimiento. Y precisamente, los peores años fueron también el caldo de cultivo del ecosistema emprendedor que ha florecido durante la última década y que ha ido moldeando el ecosistema emprendedor competitivo que se hace patente en España hoy, a pesar de todo.
No hay dos crisis iguales, pero de cada bache se puede aprovechar el impulso que permita la entrada en juego de nuevos factores que aceleren los procesos de recuperación y transformación. Una de las ventajas que presentan las startups frente a las grandes empresas es la facilidad con la que pueden adaptarse al cambio, reorientar su rumbo e incluso modificar su modelo de negocio por completo
¿QUE PASA CON LA FINANCIACIÓN?
No hay que pasar por alto que financiación es un obstáculo que puede determinar la vida de muchas de las startups que se están viendo afectadas por esta crisis, pero no desesperemos: la inversión sigue activa, aunque se esté afianzando más en proyectos que presentan una mayor madurez. ¿Un rayo de luz? Cada vez captamos más financiación internacional: de los más de 1.000 millones de euros invertidos en España el pasado año, el 60% del capital invertido en startups nacionales se inyectó de fondos extranjeros.
Todos los cambios que estamos sufriendo están marcando nuevas tendencias y hábitos de consumo. Es más, lo más probable es que el modelo de startup que salga más airado de este caos esté ligado a un nuevo comportamiento que haya surgido en esta crisis. La inteligencia artificial y las soluciones tecnológicas, en especial para el sector financiero e industrial, siguen encabezando la lista de supervivientes, aunque el ecommerce sigue siendo el sector preferido para emprender en nuestro país, abarcando el 16% del total de startups españolas.