Cómo el ecommerce está cambiando nuestros hábitos de consumo

Cuenta la leyenda que bastan 21 días para afianzar nuevos hábitos, aunque la realidad es que se requiere algo más de tiempo para modificar nuestros patrones de conducta.  Estos tres meses sumergidos en la emergencia sanitaria por la COVID-19 nos han empujado hacia un cambio que acabaría llegando tarde o temprano: un periodo más que suficiente para ver nuestras vidas modificadas en aspectos que muchos nunca hubiéramos intuido.

 

El distanciamiento social ha marcado un antes y un después en el mundo que creíamos conocer, pero como buenos ‘homo tecnológicus’ hemos sabido refugiarnos al abrigo digital para subsistir: teletrabajo, videollamadas, compras online… No sabemos cómo será todo después de la pandemia, pero lo cierto es que nos hemos acostumbrado casi sin querer a esta nueva rutina. 

En este sentido, la crisis ha sido el detonante también de nuevos hábitos de consumo, el boom del comercio electrónico, que se ha posicionado como una de las principales alternativas de abastecimiento para la gran mayoría. Aunque esta explosión del ‘ecommerce’ se venía gestando desde años atrás y no tiene nada que ver con el contexto actual, el mercado digital cuenta ahora con un porcentaje elevado de nuevos usuarios que han hecho sus primeras inmersiones en la compra online durante la reclusión. Las cifras hablan por sí solas, sólo en la segunda quincena de Marzo el consumo por internet aumentó en un 59% (Kantar Worldpanel, 2020).

TOCA REINVENTARSE

Si bien antes el mercado digital estaba principalmente orientado a la compra de viajes, experiencias o moda, en este tiempo hemos puesto la cadena de suministro en la cuerda floja al no poder satisfacer la enorme demanda de consumo de productos esenciales y de primera necesidad. Ahora el sector textil y alimentación encabezan el canal online ante las nuevas medidas sanitarias que han frenado la afluencia de los clientes a ese tipo de establecimientos. Para los sectores más tecnológicos, sin embargo, el futuro se presenta algo más incierto: a pesar de las oportunidades que se despliegan en vista del aumento en la demanda de sus servicios, la falta de financiación que requieren muchos de sus proyectos supone ya un obstáculo para muchas empresas. 
Aun así, este cambio en los hábitos de consumo está obligando a la colaboración entre diferentes sectores. Sin ir más lejos, el auge de las compras online está jugando un papel importante a la hora de fortalecer el sector logístico y ha servido para reorientar la gestión de muchas empresas de cara a la “nueva normalidad”.
Así que, recapitulando, no: no parece que vayamos a estar dispuestos a renunciar a muchas de las ventajas que nos han brindado nuestras queridas pantallas estos meses.

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