Probablemente será lo que se pregunten dentro de unos años muchos de los nacidos en la última década. Seamos realistas, ya nadie escribe cartas de puño y letra. Las pantallas han barrido por completo la magia del papel. Cada vez se envían menos documentos escritos, que se reducen a facturas o publicidad y que en muchas ocasiones nos llegan también por vía telemática. En definitiva, estamos siendo testigos y partícipes, en la misma medida, del cambio hacia la transformación tecnológica.